Como un roble
El lunes me llegó una carta de Inmigración. La abrí esperando buenas noticias, y me encontré con una petición de exámen médico. En fin, si tuviera algo contagioso, creo que he tenido más que de sobra en cuatro meses para diseminarlo por aquí... supongo que quieren asegurarse de que no tengo nada crónico que vaya a arruinar a la sanidad canadiense. El caso es que hoy me han hecho el examen, no ha sido gran cosa, salvo la muestra de orina (tonto de mí, acababa de pasar por el servicio en la clínica antes de acercarme a recepción). Y claro, los $230 que me ha costado la broma. Al menos ahora sé que no me faltan papeles que adjuntar, y posiblemente en dos o tres semanas consiga el permiso. ¡Y que estoy muy bueno! (fisiológicamente hablando).
Por lo demás, estoy agotado por el largo día de ayer, lleno de cosas que hacer y gente con quien hacerlas. Por cierto, aquí en el día de tu cumpleaños, tú no invitas a nadie, sino que te invitan. Supongo que eso forma parte de alegrarle el día al cumpleañero, pero entiendo que así te felicitará menos gente...
Ah, y el lunes, mirando la factura del móvil, vi que cobran unos céntimos por la línea de emergencia, el famoso 911. Se lo cobran a todo el mundo, es mantenimiento, no por uso. Cosa que me tranquiliza, porque por si no la hubiera usado ya bastante, esa misma noche también llamé a la policía porque había dos tipos amenazando con pelearse en la calle. Si es que...
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