Cómo convertirse en La Masa

Muchos creen que La Masa es un personaje ficticio, engendrado por un dibujante de cómics. Nada mas lejos de la realidad... cualquiera de nosotros puede convertirse en La Masa. ¿Cómo? No hace falta un experimento con energía nuclear, ni una tormenta de rayos cósmicos, ni nada parecido. Por pura experiencia, basta una sola cosa: pelearse con la burocracia. Os lo aseguro, nunca he estado tan cerca de convertirme en una bestia verde que balbucea y echa espumarajos por la boca.

El día empezó bien, soleado y tal, a pesar de que el dibujo de Garfield que tengo frente a la cama dice otra cosa. Pero pronto recordé que hoy empezaba mi titánica lucha contra mi archienemigo: Immigration Canada. La parte canadiense no es difícil pero... ah, mis queridos separatistas quebecoises... qué mejor manera de hacer valer su semi-independencia que inundar a los pobres inmigrantes con burocracia adicional. Pues nada, necesito algo llamado CAQ (Certificat d’Acceptation du Québec), que es algo que todo trabajador necesita para poder pedir el permiso de trabajo. Un resumen del proceso:

- Busco en la página de inmigración del gobierno de Quebec. Imprimo el formulario y lo relleno. Busco en la misma página cuál es la documentación adicional. Después de un par de horas de búsqueda y haberme puesto al nivel del webmaster en cuanto a conocimientos del contenido, busco el número de información.

- Llamo varias veces. Cada llamada consiste en marcar hasta que deje de comunicar, en ese momento pasamos al modo "por favor espere", de unos 10 minutos de media, antes de perder la paciencia, colgar y pasar a otra cosa (para luego recordar que estoy obligado a hacer esto y volver a probar). Una media hora en total.

- Encuentro la dirección de la oficina central y voy allí. Espero 15 minutos de cola para preguntar, y recibo como respuesta de la mujer que recoge los papeles: "yo no lo sé, vaya a aquella esquina, descuelgue el teléfono y pregunte" (este es el primer momento "La Masa", con deseos indescriptibles de arrancar la cabeza a la funcionaria que tienes enfrente).

- Descuelgo, descubro que el número marcado automáticamente es el que ya tengo, hago de tripas corazón y espero 17 minutos a que por fin me atienda una amable mujer.

- Después de explicarle lo que busco, ella me dice con la mayor inocencia del mundo: "¿has mirado en la web?" (Segundo momento "La Masa"). Cuento hasta cinco, le explico mi odisea hasta el momento, y le pido muy amablemente (todavía me sorprendo de cómo lo hice) que por favor me lo mire ella porque yo soy muy torpe para encontrarlo. Me dice que espere, vuelve 6 minutos después, y... me dice que me llamará por la tarde, que no lo encuentra.

- Me vuelvo al despacho. Me paso por la oficina de estudiantes internacionales de la universidad, donde hay gente muy bienintencionada pero que no me puede ayudar en lo más mínimo. Me aconsejan sobre lo que parecen ser candidatos razonables a documentación, con los que yo estoy de acuerdo. Me compro un bocata y me vuelvo al despacho, decidido a sentarme al lado del teléfono hasta que me llamen.

- Una hora después me llama otra mujer distinta, que para empezar no tiene muy claro si voy a ser un estudiante o no, etc. Después de una clara y paciente explicación por mi parte, la mujer me pregunta si en la web seguro que no vienen los documentos (tercer momento "La Masa", pensé que me iba a explotar la vena del cuello). El caso es que ella busca también, y llega a la conclusión que yo ya tenía pensada. También llegamos juntos a la conclusión de que, en efecto, en ningún sitio, ni semi-oficial, se puede ver qué documentación hay que adjuntar.

- Me voy a la oficina otra vez a entregar los papeles. Esta vez son sólo 10 minutos de cola, tras los cuales me dan un ticket para que vaya a otro sitio a entregarlos (?). Un rato después, ya está hecho. Por cierto, me han cobrado $175, que son unos 110 euros.

Me voy a dar una vuelta a ver si se me pasa. Hasta otra.