jueves, 19 de julio de 2007

Viaje a Cuba: cuarto día, 8 de julio

(Sigo con las notas que tomé en mi viaje a Cuba, del 5 al 12 de julio, con mi mujer Rana y mi cuñada Maiada.)

Hemos empezado el día yendo a ver la parte internacional del Museo de Bellas Artes (en el antiguo Centro Asturiano de La Habana), donde tienen un montón de pinturas europeas de los últimos cinco siglos, así como piezas muy bien conservadas de las épocas griega, romana, egipcia (hasta una momia tienen)... casi todo traído por europeos ricos que vinieron a vivir aquí en la época colonial. Como cerraban el museo a las dos hemos tenido que correr un poco, cosa que viene bien porque quiero ver un par de cosas en la Habana vieja y mis dos acompañantes son demasiado aficionadas a los museos y a las cafeterías con aire acondicionado para mí.

Por ahora, de Cuba voy a salir con ganas de aprender sobre su economía y sistema de gobierno; de buscar maneras de ayudar a los cubanos que están aquí y de contactar con otros que estén organizados; de leer a Hemingway; de aprender sobre el Che (hace un par de meses me compré un libro suyo sobre guerra de guerrillas, volveré a él). El arte que he visto me resulta inspirador, la arquitectura colonial me transporta a otra época, y el arte antiguo que he visto en Cuba me hace pensar en el tiempo: hace un par de miles de años, artesanos egipcios trabajando; sus obras, que aguantan el paso de los siglos, europeos invasores traen recuerdos y trofeos a sus casas; después, ricos burgueses que se van a vivir al otro lado del océano y se llevan adornos para sus nuevas mansiones; y cuando mueren, o se van, o tras una revolución, todas esas antiguas reliquias acaban en el museo delante de nosotros. Un largo viaje... gran lástima que no dejaran hacer fotos.

Tras un refresco, volvimos a la Habana vieja, para ver la Plaza de Armas y luego la plaza de la Catedral. Nos paramos un poco en un puesto de artesanía y luego fuimos al Museo de los Capitanes Generales, que es donde los capitanes generales españoles vivían antes de la guerra de independencia, con sus familias y demás. Un bonito sitio para haber vivido...


Rana y Maiada bromean acerca de la lista de cosas que van a decirle a Fidel cuando se lo encuentren. Ya les he dicho que me la escriban para ponerla aquí.

En la Habana vieja hay basatnte gente mayor pidiendo dinero. Nos sabemos cómo viven, pero nos vamos volviendo a la actitud que teníamos en Montreal, de no dar dinero a gente que pida, en general. Aunque por mi parte, sí estoy siendo probablemente generoso con cualquiera que se pone a hablar conmigo y contarme cosas, como los empleados de museo de ayer. Cada sitio tiene sus trucos y maneras, supongo que para ayudar al que más lo necesite de manera eficiente hay que saber realmente cómo funcionan las cosas. Pero bueno, siendo turistas no nos duele demasiado dejar el dinero en Cuba.

Para acabar el día, paseamos por la Habana vieja hasta la catedral, luego callejeamos y acabamos cerca del Capitolio, y finalmente al hotel en taxi. Como no habíamos salido ninguna noche, después de descansar un par de horas fuimos a la sala de fiestas del hotel, que está en el último piso y tiene una parte del techo que se abre, así que tiene uno aire fresquito y una vista de las estrellas a la vez. Me tomé un cubalibre, de garrafón. A medianoche actuó un grupo de salsa, estuvieron una hora y cuando se fueron nos fuimos nosotros también.

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