lunes, 16 de octubre de 2006

Anécdotas matemáticas

El sábado salimos unos cuantos al cine, y allí nos encontramos con una pareja amiga de Rana, rumanos que se mudan a Nueva York dentro de nada, aunque el ya lleva tiempo trabajando allí. Luego tomamos algo y estuvimos hablando Rana y yo con él (se llama Costell) porque esta muy a favor del capitalismo y del sistema americano en general. Supongo que el haber crecido en la dictadura comunista de Ceausescu ayuda. Lo pasamos muy bien, y aprendí bastante sobre un punto de vista distinto al mío pero dado por una persona que sabía de lo que hablaba, al menos por tener experiencia propia.

También, este finde ha venido un matemático de visita a Montreal, para una conferencia, pero como conoce a John porque trabajo con el durante 6 meses, han pasado el domingo y el lunes juntos. En estos casos siempre se saca a comer al invitado, y así nos fuimos John, Emmanuel, el tipo y yo. John nos llevo a un sitio de crepes, de hecho nos comimos una cada uno, !pero enorme! Encima, yo desayune a las 12 y cinco minutos después de acabar me llamaron para venir a recogerme...

Durante la comida, en la que hablamos un poco de todo, John contó dos anécdotas curiosas o graciosas según se mire:

Hay un matemático famoso, llamado Coxeter, del que se esta escribiendo una biografía, y pasaron una versión preliminar a John para que echara un vistazo. John nos conto que otro matemático famoso, llamado Conway, solía decir que el Coxeter había intentado matarle. Ante nuestra sorpresa y curiosidad, nos contó la historia: una vez Coxeter dio una charla, y en ella propuso un problema interesante. Conway empezó a pensar en él, y no dejaba de darle vueltas, incluso mientras conducía de vuelta a casa. De repente, en medio de la carretera, se le ocurrió la solución, y por la emoción estuvo a punto de estamparse con un camión que venía de frente. Conway siempre sostuvo que Coxeter sabia que le iba a mantener distraído durante la vuelta a casa.

La otra anécdota es un poco más macabra... hablando de unos y otros, John mencionó a un matemático al que hace unos años había mandado una carta, haciéndole varias preguntas relativas a un problema que John no podía resolver. Varias semanas después, recibió una carta de la mujer del matemático; en ella le explicaba que su marido había recibido su carta, y estaba pensando en el problema por la noche en casa, cuando murió de repente. La viuda pudo al menos confirmar a John que el tipo tenia alguna idea sobre como resolverlo, pues fue una de las ultimas cosas que dijo antes de morir. Le pedimos a John que no nos diera detalles sobre el problema.

Gajes del oficio...

1 comentarios:

... y Anónimo dijo...

¡¡Que falta de sensibilidad!! Escribir Caeucescu... Se pone la traducción al vasco: Txautxesku. Te van a acusar de torpedear el proceso de paz, que junto con la champions, el estatuto de autonomía catalán y alguna chorrada más, es lo que intoxica la vida social a las idiotas y a los idiotos de este pais.

A propósito de Conway... ni los más susceptibles de matesco (mautescu para no herir sensibilidades) se lo tomarían tan a la tremenda. Eso me anima a proponer problemas a unos cuantos, a ver si se quedan tan extasiados con ellos mientras mean, y se guillotinan lo que yo te diga con la tapa.