El sábado fui a una fiesta a la que habían invitado a John. Era el cumpleaños de un matemático que le invitó y el aprovechó para invitarnos a mí y a otro postdoc suyo recién llegado aquí. Es un francés que viene de Japón, con su esposa, y se llama Emmanuel. Sí, toda una coincidencia.
El caso es que cuando estábamos allí veo de rebote una cara conocida. Cosa extraña, porque casi no me relaciono con nadie de la universidad. Algunos sabéis que recuerdo muy bien las caras, pero nunca sé de qué las conozco. Pero sabía que no era algo reciente. Pienso un poco más, y entonces caigo: me recuerda mucho a un uruguayo que conocí cuando estuve una semana en Méjico en el 93. Cuanto más le miro, más me recuerda a él. Qué locura. Así que después de un rato me preparo para repetir ese pequeño espectáculo por el que paso periódicamente, y que con algunas variaciones se resume en "hola, perdona que te moleste, pero estoy convencido de que hace mucho tiempo nos conocimos y no sé realmente dónde ni por qué, ¿yo a ti también te sueno de algo?". Seguro que más de alguno/a ha pensado que soy un ligón barato con esta historia. En fin, después de reunir fuerzas me acerco a él.
"Excuse me, may I ask you one thing... are you, by chance, South American?"
"Well, yes, I am..."
"Ah, y por casualidad... ¿uruguayo?"
"Pues sí..."
Entonces empiezo a reírme a carcajadas, de mi extraña memoria y del minúsculo mundo en que vivimos sin darnos cuenta. Claro, desde fuera sólo se ven las carcajadas y no la filosofía interior que me domina, así que supongo que le parecí un matemático pirado y/o borracho. Así que sigo hablando:
"Tu estuviste en la olimpiada de Méjico en el 93, ¿verdad? Yo era del equipo español, ¿te acuerdas de mí?"
"Sí, creo que me suenas... ¿te llamabas David?"
Me cuenta que se llama Gonzalo (no me acordaba) y que lleva unas semanas aquí y estará hasta diciembre. En fin, hablamos unos minutos y se va, me dejó un poco mal porque evidentemente él no estaba tan contento como yo con el encuentro. Vamos, que pasó bastante de mí, pero no pasa nada, supongo que era una coincidencia bastante rara como para ser amigable de golpe.
Esto supera con creces a lo de la novia montrealense de Alex. En fin, cuando le cuento ha historia a John me cuenta él una suya: él hace muchos años vivía en el Reino Unido (es inglés) e hizo un viaje corto a Nueva Zelanda. Iba por allí por la calle, todo despistado, y se tropezó con un tipo por no mirar por donde andaba. Se dio la vuelta mientras decía "excuse me", y a quien vio frente a él fue a un primo suyo que también vivía en UK y al que no veía desde hacía años. Es lo que tiene la familia supongo, que nunca te libras de ella.
Después de esto pasaré unos meses sin comprar lotería, que hay que recargar.