¡Qué frío!
Ayer: -16 grados. Con el viento, la sensación era de -38 grados.
Últimamente mi vida se resume así: pelearme conmigo mismo porque no hago suficiente ejercicio, no trabajo lo suficiente, no me disciplino para limpiar y demás cosas en casa. Agobios porque siento que se me echa el tiempo encima organizando la boda, aunque probablemente no sea así. Falta de sueño por irme tarde a la cama. Leer cosas diversas. Jugar al ordenador. Impulso para hacer cosas, que no se materializa.
Al menos una cosa sí he hecho: la semana pasada hubo varias charlas en la universidad acerca de sostenibilidad. Fui a dos, y en una de ellas hablaron de la importancia de consumir productos orgánicos (más sanos y menos desgaste medioambiental) y también de consumir productos locales. Algunos datos sobre lo último, relativos a Canadá:
- En media, los comestibles que compramos en Canadá viajan 2500 kilómetros antes de llegar a nosotros.
- La tercera parte de los camiones que circulan por Canadá transportan comestibles.
El consumir productos locales hace que disminuya mucho el gasto medioambiental creado por su transporte. Además, no hacen falta apenas conservantes artificiales si compras productos cultivados cerca. Aunque, como bien me ha comentado Rana, eso afectará a los ya bastante pobres granjeros en los países de donde vienen los productos. No sé, por mi parte creo que aun así es buena idea hacerlo.
Así que me he apuntado a comprar una cesta de frutas y verduras en un sitio ecológico de al lado de casa. He preguntado y no son todos productos locales, aunque tienen prioridad. Por otra parte, he encontrado a unos granjeros locales que también tienen repartos regulares, aunque no en esta temporada. Bueno, a veces no está claro qué es mejor o peor, pero si uno no prueba no lo averigua... mañana iré a por mis verduritas.
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